20 años del accidente de Chernobyl

Esta noche se cumplen 20 años del accidente en la central nuclear de Chernobyl, el mayor accidente nuclear ocurrido en la historia (las bombas de Hiroshima y Nagasaki no se pueden considerar accidente porque las tiraron adrede). No voy a decir nada que no se haya dicho ya. Porque información hay de sobra: en castellano, en inglés, en el emule (elink), en la tele (esta semana han hecho reportajes en cuatro, informe semanal y la noche temática, que yo sepa), en los periódicos...



Ahora vuelve a estar de moda el tema nuclear. Con el petroleo por las nubes (y más que subirá), y el protocolo de Kioto, que obliga a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, vuelve a plantearse la necesidad de construir centrales nucleares. Aunque en España, se van a cerrar (esta semana la de Zorita, la primera que se construyó). En cualquier caso, es un gran dilema en el que ahora no voy a entrar.

Mi idea al escribir esta entrada era hacerla algo más personal. Este accidente es uno de los primeros hechos importantes que no tenían una relación directa con mi vida de los que me acuerdo. Fue en el 86, cuando sólo tenía 6 años, pero creo que a partir de esa edad empiezas a ser persona y a darte cuenta de las cosas (aunque para mí ahora mis alumnos no son personas hasta que llegan a primero de Bachiller).

De ese año también recuerdo el accidente del Challenger (y la famosa imagen del transbordador explotando, que tanto nos han repetido, aunque realmente no fue una explosión propiamente dicha), el referendum de la OTAN (y el eslogan ¡OTAN no, bases fuera!), y que se inauguró el colegio donde hice la EGB (antes estábamos en unas plantas bajas).

Es raro las cosas que te acuerdas y las cosas que no. A veces hay situaciones que te marcan, no sabes por qué, y siempre te vienen a la cabeza. En cambio de repente te ecuentas con alguien con quien has ido 4 años al instituto y no te acuerdas cómo se llaman. O igual es que simplemente, me estoy haciendo viejo.