El domingo tuve carrera, la Volta a Peu a Orriols. A las 9 de la mañana, y con lluvia. Iba a ir corriendo desde casa para calentar, pero al ver el tiempo me subí a por las llaves del coche. Pese a la lluvia, decidí ir, por un lado porque ya estaba despierto (que después de una boda la noche anterior y que me acostara a las 4 ya tenía mérito), y porque pensé que iría menos gente y sacaría un buen puesto para la clasificación del circuito.
Al llegar, para mi sorpresa, vi que había gente, mucha gente. Así que me tocó aparcar bastante lejos. Además, por si fuera poco problema el agua, con las prisas porque llegaba justo y el suelo mojado me fui al suelo en una curva antes de empezar (cómo resbalan las aceras).
Dolorido y mojado me tocó empezar la carrera. El primer kilómetro, fue una locura. Era bastante estrecho y con curvas, y con tanta gente no se podía correr tranquilo ni a ritmo. En seco hubiera hecho eses y atajado por la acera, pero después de la caída, preferí no arriesgar. Después de este kilómetro, la calle se hacía más ancha y ya se fue posicionando cada uno en su sitio.
Fui bastante tranquilo, y apreté en el último kilómetro. Al final hice casi el mismo tiempo del año pasado (a 4:39), que teniendo en cuenta las circunstancias, está bastante bien.
Lo impresionante es la cantidad de gente que corrió. Acabamos más de 1800 personas. Si no hubiera llovido, seguro que hubieramos pasado de los 2000 y de largo (yo conozco a dos que iban a ir, y se quedaron en casa). La verdad es que los corredores estamos un poco locos, como bien expresa Marciano Durán en su blog (lectura recomendada para corredores).
21 de abril de 2008
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